Cada mañana, ella
antes de salir para su trabajo,
deja en mi boca su beso
y me despierto de mi sueño.
Luego vuelvo al estado
en el que la memoria
me trae su recuerdo.
Así, de nuevo, me hundo
en el más allá
hasta que vuelvo a la realidad.
Ella no está
pero la mañana transcurre
en la certeza de su regreso.
©Rafael Mulero Valenzuela
14 octubre de 2014.
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